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martes, 27 de febrero de 2007

Chrysler Sebring 200C o el triunfo del plástico



América, todos tenemos imágenes más o menos reales de lo que significa aquella tierra, y muchos pensamos en grandes automóviles movidos por enormes motores de gasolina cuando se trata de imaginar su parque automovilístico, pero hay más. Hay unos fabricantes asociados con otros de procedencia europea, hay ganas de conquistar mercados exteriores, hay necesidad de rentabilizar inversiones y mucha falta de tradición en el campo del gasóleo. El Chrysler Sebring, al que en España le han añadido el 200C por aquello de rentabilizar el nombre de su hermano mayor (300C), forma parte de la nueva época de los automóviles americanos. Aparentes, como siempre, distintos, como casi siempre... y diésel. Con el motor de cuatro cilindros de Volkswagen (dos litros y 140 CV) que tiene como mayor virtud su buena respuesta y como mayor defecto una clara sonoridad, el Chrysler Sebring 200C se presenta estos días en nuestro país esperando competir con modelos como el Volkswagen Passat (ja!) el Ford Mondeo (ja, ja!) o el Honda Accord (y aquí es cuando yo ya me muero de risa)


¿Es aparente? Sí ¿Cuesta mucho? demasiado ¿está bien equipado? por supuesto, con lo que cuesta, es lo mínimo.
Pero lo peor es sin duda el interior. Los plásticos utilizados son terriblemente terribles. Plástico de ese que, cualquiera, denomina, plástico. Nada de disimular, nada de poner algo un poco blandito, nada de materiales nobles. Cuando se trata de plástico, el Sebring es una verdadera fuente de inspiración. Bueno, no tan buena como la del Dodge Caliber (ésa ya es exagerada) pero con un precio mucho mayor. No, definitivamente, no es este el acabado interior que esperaba de un coche dispuesto a competir con verdaderos ejemplos de calidad.

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Guadarrama, Madrid, Spain
Un apasionado de los automóviles que tiene la suerte de dedicarse a lo que le gusta.