El control de estabilidad (ESP)
El control de estabilidad, también ESP, VDC, PSM, DSC u otras denominaciones dependiendo de la marca e incluso del modelo, es uno de esos avances técnicos tremendamente eficaces y lamentablemente desconocidos. No digo que la gente no haya oído hablar de él. A estas alturas probablemente toda persona que se precie de conocer algo del mundo del automóvil sabe de su existencia. Sin embargo, pocos son los realmente conscientes de su eficacia para prevenir accidentes. También desde nuestra posición como profesionales del motor hemos creado en más de una ocasión (y en este sentido me culpo) la sensación de que su existencia puede no ser buena para los amantes de la conducción.
La primera vez que tuve conocimiento del mismo fue por el comentario de un colega que, textualmente, me dijo: "con él puedes coger tu carnet de conducir y romperlo, es una pasada". Posteriormente escuché a otro que contaba su experiencia al probarlo sobre superficies heladas y destacando el buen trabajo que realizaba. Cuando al fin me metí en un automóvil dotado del mismo y lo conduje sobre una pista deslizante y bajo aspersores en funcionamiento fui yo el que pensó "bien, ahora sí que ya no hace falta saber conducir".
Todos estábamos en lo cierto y, como en tantas otras cosas, todos nos equivocábamos. El control de estabilidad, en mi opinión, debería ser obligatorio en todos los automóviles nuevos. Yo prefiero que sea desconectable pero he de reconocer que quizás no sea lo más conveniente para la seguridad en la conducción y que su intervención no resta placer de conducción. Esta última afirmación puede no ser cierta con las versiones más veteranas pero, en las actuales, hay que ser muy observador para saber que está funcionando si no has visto la luz de aviso en el salpicadero. Ahora bien, el conductor es quien, al fin y a la postre, decide lo que hace con su vehículo y, pongamos por caso, si quiere ir recto contra un muro a 200 km/h, igual da que el coche tenga control de estabilidad o que cuente con 100 airbags. Siendo menos drásticos baste decir que todos debemos ser conscientes de que el automóvil es una gran masa rodante con posibilidad de causar daños a nosotros mismos y a terceros, por lo que es nuestra obligación como conductores el actuar del modo más adecuado para evitar que dichos daños ocurran.
Sin embargo, en esta sociedad de políticamente correctos es habitual que las acciones desmientan a las intenciones. Por eso, aunque todo el mundo habla de que la seguridad es de lo más importante para adquirir un vehículo, resulta que muchos prefieren por ejemplo gastar el dinero en unas bonitas llantas de aleación antes que en un sistema tan eficaz y seguro como el control de estabilidad.
Las marcas, sabedoras de esta situación, tienden a ofrecer dicho sistema opcionalmente mientras que de serie montan elementos como el control de velocidad de crucero o los sistemas de teléfono con manos libres. Políticamente correctos, claro, porque se supone que nos ayuda a mantener nuestros amados puntos. Voy a ser un poquito incorrecto: ¡a tomar por saco los puntos, yo lo que quiero es seguridad!
En este sentido alabo la actitud de Toyota con el nuevo Auris, que monta el control de estabilidad de serie en todos los acabados aunque en el más básico haya que pagar aparte el aire acondicionado.
Y no creáis que es una exageración decir que el control de estabilidad salva vidas, según todos los estudios los porcentajes de víctimas mortales entre vehículos que montan dicho sistema y los que no están claramente a favor de los primeros. No lo dudes ni un instante, si vas a comprar un automóvil, comprueba que tiene control de estabilidad. Puede que jamás entre en acción, pero bastará que lo haga una sola vez para que sea más rentable que cualquier otra inversión que puedas imaginar, no es una afirmación políticamente correcta, es una realidad.
4 comentarios:
Me parece muy interesante tú artículo y recalco en la importancia de los elementos de seguridad en un coche, pero también recalco que no por tener todos los elementos de seguridad instalados en nuestro coche debemos bajar la guardia a la hora de sentarnos al volante y conducir nuestro coche. En resumidas cuentas debemos tener en cuenta que conducimos una maquina que responde según (en la mayoria de las veces) como nosotros queramos.
Por lo que si vamos haciendo el loco y nos comportamos de forma imprudente, sin duda, por mucha seguridad que tengamos, nos jugamos la vida.
Se me olvido poner mi nombre en el comentario de ESP.
Gracias, Un Saludo
José A.
En efecto, muchos modelos ofrecen de serie equipamiento "que se ve, se toca o se farda" antes del ESP, porque es difícil convencer al usuario medio que le interesa disponer de algo que es mejor no tener que utilizar. En otro orden de cosas, cuando salieron los primeros modelos (de alta gama), su precio fue prohibitivo. Desde hace unos años, y a pesar que cada vez más marcas y modelos cuentan con él su precio se ha estancado sobre los 600 euros ¿No puede ser más asequible?
Perdona Tatul, no me había dado cuenta de tu pregunta. Efectivamente, puede ser más asequible, y sin duda lo será, pero depende sobre todo de cuántas marcas decidan incorporarlo. El coste real del sistema es relativamente bajo pero es la demanda del consumidor la que lleva a la bajada de los precios (relación oferta/demanda) De cualquier modo, cada vez son más los fabricantes que incorporan el control de estabilidad de serie en sus modelos, y ése ha de ser el verdadero camino para su popularización.
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